En una ocación, en el depa anterior en que viviamos mi tío y yo, pasó algo muy chistoso. Nuestras camas estaban separadas sólo por una mesita de madera donde poniamos los despertadores y nuestra grabadora para escuchar música antes de irnos a las escuelas. En fin, antes de dormir conversabamos muy padre de las cosas del día y de la vida. Esa noche, como todas las demás, dormiamos tranquilamente; cuando de pronto desperté por cierto olor que empezaba a hostigarme. Poco tiempo después noté que mi tío también estaba despierto y especulamos sobre el origen de ese olor extraño. Estuvimos seguros que ese olor era tiner, gasolina o algo así, y el miedo se nos metió por debajo de las sábanas creyendo que alguien se había metido en el depa a drogarse...
EN LA ESQUINA LLORAN
En la esquina lloran
con la mano alzada
y la cara baja
en la calle andan
apenas con harapos
y olor a repugnancia
en la basura buscan
un pan una fruta
una gota de agua
en la noche sufren
de frío en el alma
y sueños de vieja cama
en la esquina unos
en la calle otros
en la basura unos y otros más…
en el día pardos
y ahora de noche
en que no sufren
¿qué hacen dentro
de mi casa?
Con miedo y todo, nos levantamos, mi tío encendió su lamparita roja y comenzamos a buscar a quien estuviese dentro. Para nuestra suerte no había nadie y, después de un tiempo, ya tranquilos descubrimos el origen del extraño olor: un feo y mal pintado grafiti en las ventanas y pared exterior.