“Son pocos los que tienen la fortuna de poder volverse locos.” decía el escritor sueco A. Strindberg.
Las clases y rotaciones de Psiquiatría las he tenido en el Fray, buen hospital para aprender y volverse loco.
He conocido a muchos pacientes que me han regalado su experiencia de la enfermedad en la que viven, del mundo que han creado y en el que me han permitido echarle un vistazo. Un saludo para recordar por siempre a Jordan, Pipen, Claudia, Israel (el changoleón), Luz y todos los pacientes que han hecho de mi estancia en el Fray una alegría para recordar siempre.
Con mi siempre buen amigo Humberto
Con el homosexual de Otero
Algunos cuates: