Hace algunos meses, llegó a mi la noticia que mi profesor, el Dr. Vicente Blas Cerecedo Cortina, ha muerto.
Esto ocurrió el 25 de julio del 2008 y confieso que cuando lo escuché, me fue difícil creerlo, pues apenas hacía unas semanas que había terminado el curso que él impartía y en el que yo estaba inscrito.
Lo conocí en la materia optativa de "Solución en los problemas de la relación médico-paciente". El fue doctor en el Hospital General de México, internista maravilloso, conocedor, sabio, culto y siempre sencillo.
Nos enseñó infinidad de cosas de medicina y la vida:
*No compren botellas de agua (nos decía siempre), dan más dinero a un buen negocio.
*Lean estos mapas conceptuales y siempre traten de hacerse los suyos.
*No estornuden sobre su mano. Deben tener un pañuelo para eso.
*Cuando a un paciente le duele el abdomen, ¿qué puede ser?... siempre comiencen por las piel, el tejido celular subcutáneo, la aponeurosis, etc... eso también causa dolor.
Compartimos algunos cuentos y en alguna ocasión leímos juntos unos poemas.
Siempre amable, atento, dispuesto. Al terminar cualquier conversación decía: "GRACIAS";y nos dejaba la interrogante ¿por qué me agradece?, pero así era él; probablemente agradecía que habías tenido la oportunidad de aprender de él algo de su vasta sabiduría ante la medicina y la vida. Era increíble cuando por cualquier razón, al terminar de hablar con él, al despedirte te decía: FELICIDADES!!!, y de la misma forma te hacía pensar, ¿por qué me felicita, no es mi cumpleaños?.
Le deseo el mejor de los descansos para quien ha dejado a la medicina mexicana su experiencia en artículos y libros increíbles, donde en cada página vemos su muy peculiar pensamiento y sentimiento.
Descanse en Paz, Maestro.