"NO SOY DE AQUÍ, NI SOY DE ALLÁ"
Nací en Iguala; aprendí a hablar, caminar, correr, nadar, morder, leer, escribir, conquistar, soñar en El Terrero; jugar, gritar, imaginar, deshacer, romper, rehacer, pegar, sufrir y llorar en El Escondido, y es de este lugar del que quiero hablarles un poco, dejaré los otros lugares de mi vida para otra ocasión.
Siendo municipio de Arcelia, El Escondido se encuentra a menos de 20 km de esta ciudad, y en la carretera que se dirige a Altamirano, justo llegando a otro pueblo que, vive a orilla de esta carretera, llamado Santo Niño, se encuentra la desviación a mi querido Escondido.
Afortunadamente, la carretera esta pavimentada desde hace algunos años,15 tal vez, pues anteriormente la tierra se levantaba como en el mismo desierto, la piedras se encogían y se levantaban como tortugas que andan y descansan. En este camino de Santo Niño a El Escondido es toda una aventura, pues los "cuiniques" torean a los coches atravesando de un lado a otro de la carretera, siendo la mayoría quienes logran su travesía, pero no falta el desafortunado que no calcula el tiempo y velocidad siendo aplastado estrepitósamente por la llanta que le pasa encima. Justo a mitad de camino llegamos a "la crucecita", donde, claro, se ven como cuatro caminos se separan, pero ahora le pondría "la santa muertecita", pues desde hace unos 5 años, "la santa muerte" cuida esa "crucecita". El camino sigue, y las curvas te llevan de allá a acá, y de pronto como en ocho, circulas las famosas "Piedras cuatas", donde también hace algunos años (probablemente diez) una Virgen de Guadalupe a un taxista se le apareció, y, como siempre, la gente no queriendo olvidar un suceso "tan importante", pus la pintó, y ahí sigue, para a quien no se le apareció, cuando menos la vea. Y la virgen ahí sigue, medio despintada, en la piedra cuata y con una banca verde para quien quiera ir a visitarla.
Comienza una bajada, llegamos a la curva, pasamos entre las huertas de Don Procoro, viene una recta de unos 200 metros y las primeras casas de El Escondido comienzan a ser encontradas.
Un abrazo fuerte para mi gente de mi pueblo, porque también soy de ahí.