El tenía casi toda la razón, pero no tenía idea de lo mucho que lo quiero, lo estimo, lo admiro, lo aprecio, lo respeto, me preocupa...
Casi tres años y hemos compartido, aprendido, crecido, caido, luchado, reido, llorado; hemos muerto juntos y, de la raíz interminable, hemos vuelto a nacer.
Pero él es así: indetenible; y habla tanto como escribe, y calla tan poco como duerme, y se cuida tanto como viaja, y sufre tanto como vive; pero él es así.
Agregarlo a la lista de amigos tal vez sería lo correcto, pero tendría que agregar: padrino, complice, tio, otro papá y mil cosas más...